POSTESCRIPTUM
Hasta aquí las páginas de los Diarios de Belle-de-Mar. Las últimas
anotaciones que hizo su autora corresponden al día dieciseis de mayo. Cinco días después, el
veintiuno por la tarde, le sobrevendría una profunda crisis de su enfermedad
por la que tuvo que ser ingresada de Urgencias en la Planta de Hematología del
Hospital Regional Carlos Haya de Málaga.
Esa tristeza que transpiran las últimas páginas de estos Diarios nos
hace pensar que en algún remoto lugar de su conciencia ya comenzaba a alumbrar, aunque débil aún, la sospecha de
que el final no estaba ya muy lejos. Ese deseo irrefrenable de querer rememorar
junto con Mario, los baños nocturnos de San Juan en la playa de Nerja el año en
que se conocieron, paseando ambos, esa mañana de la excursión, descalzos por la
orilla del mar en la pequeña cala. Y ese gesto inesperado de sumergir el rostro
en el mar que posiblemente esté contemplando por última vez, nos hace pensar en
un deseo atávico, subconsciente de querer volver de nuevo al útero materno, al
líquido primigenio de donde salió para caminar por esta vida que ya se le
escapa de las manos como esa agua que le huye por entre los dedos. Esa
insistencia por ver otra vez a la más pequeña de sus sobrinas. Esa euforia que
desarrolla toda la tarde conversando y jugando con la niña nos recuerdan la
triste alegría del atardecer, son como
los últimos destellos del sol poniente, antes de sumergirse en la noche, o los
últimos gritos de color de la mariposa que agoniza.
Una joven doctora, miembro del equipo de Hematología del Hospital, le
confirmaría a su propio marido, el temido diagnóstico; la enfermedad, en su
desarrollo natural, había llegado por fin a la tan temida metástasis y ya tenía
los dos pulmones afectados por los temidos mieloblastos. El final podía ser ya
cuestión de días, a lo sumo de una semana. Visto el profundo decaimiento en que
se haya sumergida la paciente se acuerda tenerla al margen de la gravedad de su
estado. Se le suministra una información de tipo placebo y por ello se le dice
que tiene una pequeña mancha de neumonía en uno de los pulmones y que se le ha
ingresado para tratarla con antibioticos antes de que tome mayor entidad.
Aislada en la habitación seiscientos doce, fue sometida a partir de la
mañana del día siguiente al de su ingreso a los cuidados paliativos que se
recogen en el protocolo médico para estos casos; el de una paciente afectada de
una Leucemia Mieloblástica Aguda que se
encuentra en estado terminal.
El día treinta y uno de mayo, sobre las tres y cuarto de la tarde y
encontrándose acompañada de su marido y de una de sus hermanas, Belle-de-Mar
dejó de respirar. Desde el pasillo, en el silencio y la soledad de esa hora, y
si se prestaba la suficiente atención podía oirse el levisimo pitido, que
comenzó a emitir un aparato electrico que estaba conectado al corazón de la
paciente anunciando de que el corazón al que estaba conectado había dejado en
ese preciso instante de enviarle los impulsos necesarios para que su mecanismo
permaneciese en silencio anunciando que la llama de la vida arde aún en ese
cuerpo.
Siguiendo los dictados de su voluntad sus restos mortales fueron
incinerados, y sus cenizas depositadas al pie de una joven encina en el hermoso
paraje conocido con el nombre de La Fuensanta que se encuentra en la Sierra de
las Nieves.
Descanse en paz, Belle-de-Mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario